“Vamos de Robo”, la última película de Roberto Ángel Salcedo, es el claro ejemplo de todas 
las características comunes en el cine dominicano, y a su vez, aborda todo lo que no debe hacerse para hacer una Buena película.
Esta película es el claro ejemplo de porque hasta la fecha, el mote de “película dominicana” es significado de mediocridad con unas ansias enormes de asaltar los bolsillos de un pueblo poco exigente en cuanto a invertir su dinero y tiempo se refiere.
Michael (Fausto Mata), Mateo (Manolo Ozuna), Pedro (Anthony Ríos) y Antonio (Carlos Sánchez) son cuatro amigos que laboran en el mismo banco. Una noche ocurre un robo valorado por 150 millones de pesos y ellos, inexplicablemente se ve envueltos en este crimen y deciden investigar por su cuenta las reales causas de este.
El mayor problema radica es en la concepción de los personajes. Ninguno de ellos (incluyendo los estereotipados personajes de las esposas) tienen algún valor, y al no tener valor debe apoyarse constantemente en la supuesta clasificación que el guionista creó. El celoso debe recordar cada 5 minutos por qué cela a su esposa, el llorón debe recordar lo malvada que es su esposa, el jugador debe vivir y respirar que cada palabra que salga de la boca de cualquiera sugiera algún tipo de apuesta, y el hombre que vive atormentado por el embarazo de su esposa esta asediado a cada Segundo por la agonía constante de las llamadas telefónicas. En cada escena, los cuatro se apoyan de una de estas herramientas.
Caemos en el mismo patrón de lo demás, las actuaciones son pobres. Fausto Mata hace de Fausto Mata en todas sus películas: mismos chistes, mismos gestos. No he visto ninguna evolución cinematográfica de este actor desde su genial aparición en ¨Perico Ripiao¨. Manolo Ozuna repite el personaje que le dio a conocer en el gusto del público, el hombre abusado y maltratado que usa una voz chillona para quejarse. Los demás, son los demás. Carlos Sánchez y Anthony Ríos debería volver a hacer lo que mejor hacen, todos sabemos que es.
Los roles secundario, son las estereotipadas mujeres del cine de Roberto Ángel. Mujeres interesadas, abusadoras y acomplejadas adornan las características de Cheddy García, Nashla Bogart, Evelina Rodríguez, Lisbeth Santos y Vivian Fatule.
Como único punto a reconocer, la música de Amaury Sánchez está más que correcta y trata de aportar a algunas situaciones.
Cine pensado exclusivamente para llenar las salas y publico poco interesado en que se haga buen cine en República Dominicana augura muchos más éxitos como este en la creciente industria del séptimo arte local.
