Basada en la aparente real historia de “47 Ronin”, ocurrida en el Japón feudal (Sin 
dragones ni Orcos), el director Carl Rinsch hace el intento de entretenernos por dos horas con interesantes peleas y todos los clichés existidos, nacidos del cine oriental.
Keanu Reeves es un “media Sangre” criado por demonios y torturado, quien en un momento logra escapar y es rescatado por el líder de una banda de samuráis. Se integra a la comunidad con son de despecho de algunos, pero aprendiendo como todo un experto, el arte de las peleas con espadas. Como el romance no puede faltar, Kai (Keanu Reeves) cae perdidamente enamorado de la hija del líder, pero todo está destinado a que estos dos tortolos no puedan consumar su amor. Pero todo se pondrá a prueba con un rescate y una venganza pendiente.
Creo que más que una posible historia real del feudo japonés, sentí que veía una de esas películas chinas de los 80’s con un mayor presupuesto. Todos los personajes cliché acompañados de sus diálogos clichés completan un pobre guion.
Keanu Reeves nunca ha sido un actor carismático, aun en su personaje de “Neo” en la saga “The Matrix”, basa su poder dramático en una fuerte historia y unos muy buenos secundarios. En esta ocasión, repite su especialidad: poco carisma y un personaje que no logra hacer conexión ni con su propósito, ni con el romance presentado en pantalla.
Creo que “47 Ronin” es un intento de lograr taquillas, basándose en una historia interesante pero mal contada, con efectos especiales muy pobres y personajes que parecen sacados de la saga de “El Señor de los Anillos”.
