Reseña a la película "Les Miserables" dirigida por Lady Lj, acerca de los disturbios en francia en 2005.
No es un buen día para Stéphane Ruiz (Damien Bonnard), para nada. El oficial de policía fue transferido a la unidad contra el crimen en Montfermeil. De todos los lugares en la región de París donde comenzaron los disturbios en los banlieues en 2005, este es el peor. Como colega, tiene a Chris (Alexis Manenti) y Gwada (Djibril Zonga) a su lado. Chris le explica quién está reclutando para los Hermanos Musulmanes, quién está vendiendo hachís y por qué la escuela en el distrito se llama "Victor Hugo". "Porque escribió Les Misérables aquí ", interviene Stéphane, y agrega: "No ha cambiado mucho desde entonces".
Cuando Chris quiere demostrar su poder contra tres chicas que fuman hierba en una parada de autobús, Stéphane interviene vacilante. Cuando los tres policías se encuentran en medio de una batalla verbal poco antes de la escalada a violencia, el nuevo policía también aprende cómo son las cosas en el área. Cuando un cachorro de León se les pierde a unos gitanos que manejan un circo, van a buscarlos la sección de los negros, en el mismo lugar donde estaban patrullando los policías. Según ellos “vieron a un negrito saliendo con el animal", y amenazan a toda la sección y lo quieren de vuelta, o de lo contrario volverán con armas en 24 horas. Chris ve una oportunidad para ampliar aún más su posición de poder sobre ambos grupos y va con sus dos colegas en busca del cachorro de león. Cuando encuentran una foto de un niño con un león en sus brazos en Instagram y van a visitarlo, la situación se intensifica por completo.
Con Les Misérables, el director Ladj Ly ha dedicado su primer largometraje a un tema que ha estado en su mente durante mucho tiempo. A sus 25 años, él y el colectivo de artistas franceses Kourtrajmé filmaron el documental 365 Jours à Clichy-Montfermeil (lanzado en 2007), que muestra su vecindario durante y después de los disturbios de 2005. Ahora retoma el tema nuevamente en la ficción y sin miedo a la aproximación. Echa un vistazo a un área focal en la que se encuentran diferentes culturas, en la que todos los conflictos sociales están presentes, puede convertirse rápidamente en clichés o convertirse en un kitsch conocido. Ly evade elegantemente ambas trampas tomando en serio a sus personajes y sus conflictos. Nadie es solo bueno o malo aquí. Incluso el policía Chris quien está obsesionado con el poder no es estúpido, por mucho que detesta su demostración de violencia machista, cree que es necesaria. Todos luchan con su propia conciencia, tienen sus propias razones de cómo actúan.
Y así, surge la imagen de una sociedad que hace tiempo fue abandonada y olvidada. el director muestra sin tapujos quien abusa de su poder y quienes son los abusados, porque incluso aquellos que deben implementar la ley aquí tienen miedo o son corruptos. También conocen la presión que crea tal situación, pero todo lo que pueden hacer es posponer su frustración de la presión para otro día. Ly analiza la situación hasta el final y pregunta qué sucede cuando los enojados y descuidados pobres ya no pelean, sino que se unen.
Está claro que hay facciones beligerantes, niños que no reciben la educación que merecen y luego son absorbidos por malos hábitos, y un sistema policial corrupto que elige usar la fuerza bruta y el racismo para seguir siendo temido, incluso si lo ven como incorrecto. También están presentes algunas excentricidades, como una pandilla de circo ambulante con la compañía de leones, para hacer las cosas más extrañas, el motivo narrativo es la pérdida de uno de sus animales, inusual, pero efectivo..
Las alusiones al trabajo de Víctor Hugo no solo están contenidas en el título. Ly retoma la idea de Víctor Hugo de que las buenas acciones mejoran la situación. Stéphane intenta intervenir en disputas, hablar con los líderes y resolver conflictos a través del diálogo y la confianza. Mientras que el Levantamiento de junio de 1832, alrededor del cual Hugo presentó su novela, se refería al levantamiento de los republicanos contra el gobierno por parte del rey Louis Philippe I, la situación en la actual Francia se ha intensificado a otros niveles. Al final, Stéphane tiene que decidir hasta qué punto se extiende su creencia en la desescalada a través del diálogo. Allí está parado con su arma desenfundada en una escalera humeante frente a un niño con un cóctel molotov en llamas. Hubo aplausos y ovaciones de la audiencia en Cannes.
Aunque hay personajes y momentos que rayan en lo caricaturesco, y algunos excesos innecesarios, es a una guerra donde Les Miserables nos conduce inevitablemente, y aunque la dirección está presentada con una intensidad gradualmente creciente, Ladj Ly tiene éxito en construir una narrativa fuerte hasta su extraordinaria secuencia final.
