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Critica a «Honey Boy» (2019) de Alma Har’el

Reseña a la película "Honey Boy' de la directora Alma Har'el, protagonizada por Lucas Hedges, Shia Labeouf y Noah Jupe.

Honey Boy se basa en la biografía del escandaloso pero talentoso actor Shia LaBeouf, quién escribió el guión de la película. En él, LaBeouf describe la tormentosa relación con su padre, que estaba más preocupado por poner a su hijo en el centro de atención que por cumplir su papel real en la educación del niño. Basado en LeBeouf, Otis (su alter-ego) fuma cigarrillos a una temprana edad, en realidad no tuvo una infancia, ya que se convirtió en actor cuando era un niño y pasaba la mayor parte de sus días en un set de filmación. Otis también consiguió un trabajo para su padre, por lo que puede decir que el padre es un empleado, a pesar de que Otis quiere que tenga su rol de padre, no de agente o empleado.

La película intercala la narración entre dos tiempos, cuando es un niño de doce años y cuando adolescente, en esta última etapa está interpretado por Lucas Hedges como Otis de adolescente. Debido a un accidente autoinfligido, termina en una instalación correccional, donde tiene que lidiar con su complicado pasado. El joven Otis es interpretado por Noah Jupe, quien realmente ofrece una actuación fantástica. A veces no sabes si solo está interpretando al personaje o si realmente está siendo el mismo. El propio Shia encarna a su padre y desde ahí, tiene todo mi respeto por interpretar a la persona que solo te ha causado sufrimiento, su actuación es admirable.

Honey Boy es el análisis parcial, pero nunca autoindulgente, de cómo las faltas de los padres recaen con demasiada frecuencia en los niños y cómo los traumas de infancia y la adolescencia influyen en las personas en las que nos convertimos. Una verdadera autobiografía en la que LaBeouf se examina a sí mismo y a su infancia, personificando a su padre James con notable intensidad. Es difícil no percibir el dolor y el sufrimiento del hombre y el artista durante los numerosos estallidos del padre, que por estímulos para la carrera de su hijo se convierten en un abrir y cerrar de ojos en abusos psicológicos lacerantes, perjudiciales para la empatía y afectividad del pequeño Otis.

Pero LaBeouf no es la única forma en que se filtra la historia. De hecho, percibimos el toque de la directora Alma Har'el (Bombay Beach, 2011) en los momentos en que el protagonista tiene los primeros acercamientos tímidos con el sexo opuesto, representado por una prostituta más maternal que provocativa, que tiene el mérito de dejar que Otis se exprese y le dé unas pocas horas de respiración de los gritos y violencia de su padre. Una sensible puesta en escena, que juega completamente con silencios y miradas, lo que hace que las situaciones sean casi naturales, como los primeros estímulos sexuales de un adolescente o su enfoque de las drogas.

Honey Boy se convierte, a su manera, en la historia de origen de un personaje que hemos llegado a conocer por sus excesos y su arrogancia, pero que gracias a este trabajo nos parece más frágil y humano. 

El filme es el encomiable intento de Shia LaBeouf de exorcizar a sus demonios personales en la pantalla grande. Una historia sin filtros, que muestra las humillaciones, las absurdas limitaciones que tuvo y el sentimiento de inferioridad continua sufrida por un niño, capaz de ser lastimado más que un cuchillo filoso y así devastar su frágil psique. Sin embargo, la efectividad de Otis, de 12 años, hace que sea menos evidente todo este trauma , lo notamos con mejor efectividad con Hedges en el papel del protagonista siendo adolescente. Aunque el actor estadounidense es, sin duda, uno de los mayores talentos de su generación, las neurosis y los ataques de ira de su personaje son menos incisivos que su contraparte infantil, aunque es importante rastrear la parábola autodestructiva de LaBeouf y enmarcarla como un sufrimiento psicológico.

Una de las mejores escenas de la película es la secuencia de apertura donde Otis se muestra por primera vez cuando era niño y recibe un pastel en la cara en cámara lenta. Luego lo atan con varias cuerdas mientras su padre da órdenes al equipo de filmación mientras coquetea con una de las asistentes, sin estar interesado en los sentimientos de su hijo por un momento. Esta secuencia sola dice mucho sobre la relación padre-hijo. Es más una comunidad de conveniencia, el padre se beneficia del éxito del hijo y el hijo lo soporta porque anhela una figura paterna.

Honey Boy es una de esas películas difícil de dejar ir debido a su conmovedora historia y su fuerte dibujo de personajes. La directora sabe cómo capturar la vida de LaBeouf con todos los rincones y simbolizar el mundo emocional del espectador. Incluso si no sabes cuánto es cierto, ya que percibes principalmente el mundo a través de los ojos de Otis.

En conclusión, solo podemos esperar que esta sesión de terapia real, realizada por LaBeouf junto con nosotros los espectadores, pueda servirle para encontrar la serenidad perdida y devolvernos un actor de carisma y talento, que ahora nos parece un poco menos chico malo y un poco más víctima de eventos que fueron más grandes que él.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.