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Critica a «Ad Astra» (2019) de James Gray

Reseña a la película Ad Astra con Brad Pitt y Tommy Lee Jones, dirigida por James Gray.

"El hombre ha salido a explorar otros mundos y otras civilizaciones sin haber explorado su propio laberinto de pasadizos oscuros y cámaras secretas, y sin encontrar lo que hay detrás de las puertas que él mismo ha sellado."

- Stanisław Lem, Solaris, 1961

Que James Gray pueda crear algo completamente nuevo a partir de un género estereotipado, ya nos fue evidente en su última película The Lost City of Z, en la que transformó un material clásico de aventuras de principios del siglo XX, en una emocionante historia introspectiva sobre las numerosas facetas del engaño y el fracaso. Finalmente, volvió a convertir la "enseñanza de la historia" en lo que debería ser: la exploración del lado oscuro de los sueños y logros humanos.

Este principio, establecido en el contexto histórico de esta película anterior, es aplicado nuevamente en Ad Astra. Aquí también vemos a un hombre, Roy McBride (Brad Pitt), que lucha con su presente. En cierto modo, Roy  es como Percy Fawcett en The Lost City of Z, un investigador-viajero con serios problemas de relación, porque McBride es un astronauta que domina las crisis profesionales más difíciles con precisión autista. Pero en su vida fuera de lo profesional, en las cosas diarias, conocemos que Roy paga un alto precio: tiene una extraordinaria incapacidad para comunicarse satisfactoriamente con los demás, incluyendo a su ex pareja (Liv Tyler). Esta ruptura en la personalidad de Roy se hace aún más clara cuando se entera de que su padre, que se creía perdido en el espacio como un héroe, sigue vivo, lo cual no es nada bueno para la Tierra, por razones que ya entenderán. Roy parte en un viaje de rescate, que recuerda un poco la oscuridad en Apocalypse Now de Coppola, es casi inevitable no relacionarlas. 

La historia de Ad Astra tiene lugar en un futuro no especificado, pero relativamente lejano. De hecho, la Luna e incluso Marte fueron colonizados.

Gray se mantiene fiel a su tema favorito, la familia, y a lo que siempre ha sido su fuerza: un cine íntimo, con una impresionante capacidad para dar vida a sus personajes. Porque a pesar de su tema, lo importante aquí no es el viaje espacial, sino el héroe y su búsqueda. De hecho, hay algunas escenas de acción (muy efectivas) y una banda sonora acertada, pero la narrativa permanece más apegada a la intimidad que al exceso. El ser humano sigue siendo el centro de la película y está particularmente bien servido en la persona de Brad Pitt, con una actuación sobria, precisa, y una cara casi inmutable. La delicadeza de Gray y la inteligencia de Pitt, permiten que el protagonista expresa sus dudas, sus esperanzas y sus contusiones del pasado, con un reducido número de palabras y un desarrollo de guión de minimalismo particularmente fértil.

Gray cierra la brecha con otros modelos modernos e históricos, no sólo cumpliendo con lo que Stanislaw Lem siempre había querido con su "psicologización" del espacio exterior a través de la historia padre-hijo, sino también cerrando la brecha con la idea de un universo solitario, en el que sólo viven los seres humanos (si existen otras inteligencias, no son reconocidas por los seres humanos), con los actuales diseños de ciencia ficción cinematográfica, en el que el espacio exterior no es otra cosa que un "nuevo terreno bajo el arado", con la amarga consecuencia de que (como en los días de los descubridores de nuevos continentes), las cosas continúan básicamente como lo hicieron en la tierra.

En este sentido, Roy  es igual a Mark Watney en The Martian de Ridley Scott. Porque ambas películas muestran que sólo aceptando la ilimitada soledad del universo es posible vivir en el espacio. Si abrazas tus propias e insondables profundidades, también soportas las del universo. Esta voluntad de "utopía moderna" es una parte importante del análisis distópico realista de nuestro presente, porque, por muy débil que sea el hombre, hay pocas probabilidades de que los problemas de la Tierra lleguen a resolverse.

La gran fuerza de la película es su universo, su contexto. Es casi fascinante ver los avances que ha hecho la raza humana. La Luna no es sólo un destino turístico para ricos. Existe explotación de los recursos y, por lo tanto, intereses divergentes entre los seres humanos y, en consecuencia, violencia. Estos recursos son valiosos y los ataques para apoderarse de ellos son legión. Los astronautas están sujetos a toda una batalla de procedimientos, el más importante de estos es la prueba psicológica diaria.

Roy sigue adelante con su misión. Durante cada paso, se encontrará con problemas. En este aspecto, el escenario es algo repetitivo. Reproduce la misma estructura una y otra vez hasta el punto final. 

El universo de James Gray en Ad Astra no sería tan interesante sin el trabajo de su director de fotografía, el holandés Hoyte Van Hoytema, conocido por su trabajo en Interstellar y Dunkirk. Hace de cada toma algo memorable, dejando que su talento explote en pantalla, una vez más. La música, firmada por Max Richter, también contribuye enormemente a crear esta atmósfera de ansiedad.

Brad Pitt es obviamente la verdadera estrella de la película. Una vez más, demuestra sus excelentes dotes de actor, pero no está solo. Algunos grandes actores tienen papeles secundarios, o incluso apariciones, como Tommy Lee Jones, Donald Sutherland o Liv Tyler. Están geniales, aun con su corta participación. Lee Jones en esa referencia a su Coronel Stutz, es tenebroso.

Ad Astra demuestra que James Gray es un director de gran talento que sabe cómo adaptarse a cualquier contexto. Logró filmar esta aventura espacial sin enfocarse en grandes secuencias o batallas, la verdadera guerra aquí es la interior. Vemos la poca explorada relación tormentosa entre Padre-hijo, donde el amor-odio es tan latente como la gravedad que les rodea.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.