Críticas de Cine y Artículos

Critica a «Venom» (2018) de Ruben Fleischer

Eddie Brock (Tom Hardy) es un periodista que tiene su propio programa de televisión sobre investigaciones de los trapos sucios de las grandes corporaciones. Su asignación actual lo lleva a la Organizacion “Life" bajo el liderazgo de Carlton Drake (Riz Ahmed), quien es sospechoso de hacer experimentos farmacológicos con seres humanos. Brock rompe algunas reglas y es despedido del canal donde trabaja y pierde a su novia (Michelle Williams). Unos meses más tarde su vida dará un giro inesperado.

Sin Spider-Man en la ecuación, Sony tuvo que hacer cambios de personaje y motivos, lamentablemente, no puedo decir que sean muy originales. Para ser precisos, una que otra secuencia se toma prestada del campo de la ciencia ficción clásica, mientras que la interacción del personaje principal y el extraterrestre simbiótico tuvo directa influencia en las películas de amigos (Buddy films) del cine norteamericano. Venom fue mas que esperada después del éxito de Deadpool y Sony, ansiosos por perpetuar la marca Spider-man (Aunque el arácnido ahora pertenecen a Disney / Marvel), tontamente decide quedarse con uno de sus grandes enemigos, Venom. Tonto, porque el personaje es especialmente interesante solo cuando es el espejo que distorsiona las dudas y frustraciones de Peter Parker, siendo el propio Eddy Brock casi el doble negativo del alter ego de la Araña.

Lo que se presenta es una serie de secuencias que tratan de complacer a los fanáticos, insinuando brutalidad  y un intercambio de diálogos semi-ingeniosos entre los dos involuntarios socios. A veces logra lo suficiente como para provocar una sonrisa, incluso, a veces se genera suspenso por un breve momento. Sin embargo, estos momentos pasan tan rápido como llegaron.

El desarrollo de los dos personajes principales es extremadamente acelerado. Muchos temas solo se tocan superficialmente, las ingeniosas ideas que se plantean en los primeros minutos, se van desplazando gradualmente en la potencial historia y toda la plataforma ofrecida cambia de momentos, creando rápidamente una secuencia de escenas individuales que se fusionan terriblemente. Traer a Venom se convierte rápidamente en la mejor idea para un guionista, perdiendo de vista el camino propuesto.

Además, y de una manera extremadamente desagradable, el oponente se ve poco especial en esta historia. El megalómano villano se presenta principalmente como un mezquino, que a primera vista se ve interesante (y es una de las mejores propuestas al inicio) pero su enfoque unidimensional y mal usado, al final, no es más que una excusa para impulsar la historia.

La película despliega una sucesión de eventos sin cola ni cabeza que luchan por despertar el interés en su conjunto, mas sin embargo no muestra preocupación por la puesta en escena ni un destello de dirección o de guiar a los actores.  Tom Hardy parece estar completamente perdido y, al no tener un guion bueno en que apoyarse, ejecuta su personaje a base de muecas, de poner cara de idiota o hacer juego con sus ojos. Su primera secuencia de acción con Venom alcanza rápidamente lo grotesco, en lo que parece ser un homenaje involuntario a Buster Keaton, encontrándose de pronto en una película de Rápido y Furioso.

Venom es un producto esquizofrénico, probablemente pensado inicialmente como una película más oscura y violenta, pero que fue formateada en el camino por la reticencia de un estudio que prefería obtener ganancias. El espectador se queda con un monstruo voraz que se convierte en un héroe, que no deja sangre  en el camino y lanza chistes a diestras. Es monótono.

Es una lástima, porque la mitología de la base de Venom, si se presenta adecuadamente, tiene más potencial que muchas de las cosas de súper héroes que vemos. Las secuencias de acción también desempeñan su papel, pero no son lo suficientemente buenas como para sorprender al público con maravillosas acrobacias, se limitan a conocidas secuencias de persecución que ni siquiera aportan a la trama.

El mayor de los problemas de los súper héroes, cuando la película no funciona, es que el publico haga simpatía con los personajes. En Venom llegamos a tener esa conexión, pero tan temporal como una señal de wifi en un lugar público, cuando la conexión se hace es lenta, pero cuando se pierde, en la mayoría de los casos estamos en un limbo sin saber qué hacer, a donde ir o cómo reaccionar. Al salir de la película, uno queda frustrado por algo que prometía y que su esencia pudo ser mejor, pero prefiere quedarse en lo cómodo para generar sonido y muy poca sustancia.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.