Qiao (Tao Zhao) y Bin Love (Fan Liao) no necesitaban palabras para expresar su amor, solo necesitaban unos gestos y
acciones que inmediatamente nos dejan saber su sincronía. Pero Bin es un gángster dedicado a una vida peligrosa. El día en que un desarrollador de bienes raíces, uno de sus aliados, es brutalmente asesinado, comienza una guerra urbana. Bin primero será asaltado en la calle por la banda rival, y aquí es donde Qiao interviene para salvar al amor de su vida. Bin, arma en mano, amenaza a sus enemigos, confirmando nuestra fascinación con esta mujer que parece indestructible. Esta acción les traerá consecuencias a nuestros queridos amantes.
Qiao será la figura central y guía en los intervalos por década de la película , su personaje sera la conexion por el paso del tiempo. Esta amplitud es común entre Zhangke, y esta inscrita en otro lugar en la continuidad de su última película, la sublime Mountains May Apart, donde tres capas de historias se siguen, dejando que transcurra el tiempo cuando sea necesario. Ash is the purest white y Mountains May Apart están de hecho unidas, porque su estructura narrativa es muy similar, mostrando un tiempo que pasa lleno de melancolía y, especialmente ese transcurrir del tiempo, ligado a una extraordinaria edición y actuaciones. Este es el toque perfecto del estilo del director chino .
Con A Touch of Sin del 2013 , Jia Zhang-ke filmó una película implacable que le permitió expresar su enojo por la evolución violenta y radical de la sociedad china, construida en parte sobre la corrupción, los crímenes y los informes de fuerza detrás del telón de fondo del milagro económico vendido por el gobierno. El cineasta se dirigió al mundo mediante la autopsia meticulosa de su país, tratando de entender con este gesto los cambios realizados a través del lente del abandono a la violencia. Con Ash Is Purest White, Jia Zhang-ke redescubre el romance, con un resultado esta vez más desigual; redundante por un lado, y también un poco largo, aunque salpicado de púas de percusión.
El cineasta, siempre apegado a representar los cambios experimentados por la sociedad china durante casi dos décadas, sin lugar a dudas domina su tema, orquestando un nuevo fresco bastante abundante, articulado alrededor de sus temas de corazón (el peso de las decisiones, los remordimientos, la fidelidad y lealtad, pérdida de identidad, expresando que el tiempo que pasa y destruye todo, la soledad, la traición) y mensajes universales y relevantes sobre el sentimiento amoroso y la entrada gradual de China en el siglo XXI, llevado por una genial Zhao Tao.
El director resulta capaz de mezclar géneros (película de gángsters estilo Scorsese, musicales con su karaoke, escenas pop, slapstick, el melodrama) y tonos (frialdad, el sentimentalismo) con fluidez y ofrecer varias piezas impresionantes , incluyendo magníficas tomas desde el cielo y por encima de una pelea callejera con maestría, unido a una excelente coreografía, de la que nos hubiera gustado ver un poco más.
Jia Zhangke por desgracia no perdonó al espectador, ya que su película se siente tan larga como sus predecesoras, extendiendo su tercer acto sin motivo aparente. Afortunadamente, nos consolamos con la actuación conmovedora de Zhao Tao, que interpreta aquí de nuevo a una heroína inteligente, de fuerte carácter y personalidad compleja, frente a un Liao Fan estoico. Ella es el mayor valor de esta película.
Ash is the Purest White es un hermoso retrato de la mujer en una compleja, sesgada y rápidamente cambiante China. Por desgracia , su longitud podría revelar una falta de emoción, redundancias y situaciones alargadas, especialmente en su parte final, a veces se habla demasiado y, a veces bordea un largo y profundo aburrimiento.
