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Crítica a «Fifty Shades Freed» (2018) de James Foley

 

Creyendo que han dejado atrás las sombras del pasado, los recién casados Christian y Anastasia disfrutan de su relación y de su vida llena de lujos. Pero justo cuando Ana empieza a relajarse, aparecen nuevas amenazas que ponen en riesgo su felicidad.

Anastasia ha llegado "lejos" en menos de un año: se casa con uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, es asignada editora en jefe después de que Jack es despedido, vive una vida totalmente lujosa, con guardespaldas incluidos y una chef que tiene menús personalizados. Se puede decir que es una historia que funciona totalmente en un mundo fantasioso, agregándole la atracción de la ninfomanía de Anastasia y el deseo sexual y de control que tiene Christian sobre ella... Sin embargo, y en una sociedad donde hay noticias diarias sobre acusaciones de abusos sexuales en contra de personalidades, esta película parece quedar muy por debajo de las expectativas que el libro generó, a pesar de la gran venta de taquillas que dejó la trilogía, sobrepasando el billón de dolares en la taquillería a nivel mundial.

La muy inocente Anastasia está tratando de adaptarse a su nueva vida llena de lujos, a pesar de que su obsesivo esposo no la deja hacer nada sin su aprobación, que un sinnúmero de mujeres está detrás de su esposo, que su exjefe quiere venganza no solo contra ella sino también contra su esposo. En pocas palabras, todo gira alrededor de Christian. Y a medida que los pequeños conflictos vayan surgiendo y ella los vaya resolviendo, la montaña de problemas se irá acumulando hasta ser casi irreparable.

Anastasia, quien comenzó como el tipo de personaje extremadamente inocente y tímida, se convierte en una persona totalmente segura de sí misma, del control que tiene sobre Christian y capaz de atacar con palabras a cualquier persona que se le cruce en su camino. Sabe resolver sus problemas por si misma y de paso salirse con las suyas en lo que su esposo no apoya. Mientras que Christian, quien comienza como un hombre totalmente controlador y dominante, se convierte en una persona amorosa, liberal en algunos sentidos y tolerante de las decisiones de su esposa y de otros que le rodean.

Como lectora de esta trilogía, lo más decepcionante de esta historia no es el hecho de que no llevaron cada detalle del libro a la pantalla grande, sino que los principales puntos no se supieron desarrollar en ninguna de las películas adaptadas, y con esta tercera entrega se confirma los problemas básicos de Fifty Shades: los actores nunca encajaron con los personajes y parecían, no lo contrario, sino una idea erronea de lo que se plantea en la novela. Anastasia se presenta extremadamente ingenua frente a Christian y, a pesar de que físicamente se acerca al retrato que ilustraron los libros, tiene una actitud superficial en la mayoría de las principales escenas (sin incluir las escenas de sexo, que son las que más se acercan a la trilogía). Mientras que Christian no es ese retrato del dios sexual perfecto que prometió cada libro; los aspectos físicos no encajan, por lo que es muy difícil creerse el personaje y sus intenciones, y parece ser alguien de una mala película pornográfica.

Además, la idea es que hablarían de las sombras de Christian, y el hecho de que lo hayan alineado más hacia Anastasia, parece que los problemas son de ellas y no de su pareja. Es importante recalcar que este es una información muy relevante para las películas; sin embargo, no supieron como recalarlo y prefirieron desviar la atención hacia la que se supone debería ser la segunda protagonista de esta trama.

Por otro lado, y a pesar de que las escenas hicieron su mayor intento por acercarse a la realidad que pintó la trilogía en sus páginas, el único aspecto interesante de las películas parece ser la habitación roja, que es solo relevante en el primer libro, y que no debería ser el fuerte de los siguientes, pero en esta última adaptación es lo único entretenido en toda la escenografía y secuencia de escenas que se pueden considerar irrelevantes y, en muchas ocasiones, aburridas.

El único punto fuerte de la trama parece concentrarse en la banda sonora, junto con una cinematografía que siempre buscó mostrar las exageraciones de la vida que Christian le estaba dando a Anastasia, y la presentación de la sexualidad obsesiva que ya para esta última entrega se presenta bien intensa en ambos personajes.

Fifty Shades Freed es otra novela adaptada que quedará recordada como una decepción para su fanaticada y el resto del mundo. Es necesario recalcar que así se estableció desde el principio, y que a pesar de sus muchos intentos por mejorar el estilo, el arco de los personajes y el desarrollo dramático, terminó siendo un ejemplo de "por qué todos los libros no deben ser llevados a la pantalla grande" o "hay que saber escoger el actor correcto para el personaje de una novela icónica".

Acerca del Autor

Inés de los Santos Almánzar

Egresada de la carrera de Comunicación Social (mención Producción Audiovisual), de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Bloggera, cinéfila, periodista y guionista en proceso. Ganadora a Mejor Directora de Fotografía en el Festival de Cine "Semana Más Corta (2015) y Mejor Campaña Educativa en el mismo festival (2014). Creadora del blog "Cinéfila en RD"