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Critica a «Ready Player One» (2018) de Steven Spielberg

Las películas de Steven Spielberg a menudo tienen un momento lúdico. Su adaptación de "Ready Player One", la novela sobre un juego de realidad virtual con multi-jugadores en un futuro cercano, mejora aún más este motivo. El bestseller de Ernest Cline sobre la cultura pop de la década de 1980 ya es un tributo a Spielberg, que determinó decisivamente esa era. Con la adaptación del libro, Spielberg se eleva como un pintor en una imagen pintada por él mismo, para desaparecer en él. La creación de mundos siempre ha jugado en Spielberg un papel muy importante y por lo tanto no es de extrañar que Ernest Cline en su visión distópica del futuro, atraiga a una gran cantidad de inspiración de la herencia cultural de la década de 1980. En el año 2045, frágiles remolques residenciales se acumularon en las afueras de las megaciudades modernas como Columbus, Ohio. Vislumbres dentro de los contenedores muestran personas de bajos recursos, que se sumergen en un mundo de realidad virtual.

Oasis, una realidad digital, es adictiva. Los usuarios se deslizan en un avatar exótico para participar en un juego de constante acción en vivo. Sin embargo, aquellos a los que se les dispara, prácticamente también deben volverse realidad: esta espiral de empobrecimiento crea un nuevo proletariado de perdedores que son esclavizados como trabajadores forzados digitales y viven en cabinas telefónicas. Su creador, Jim Halliday, dejó un video previo a su muerte cuatro años antes, en el que dice que su fortuna y su compañía, GSS, le será heredada a quien encuentre el Easter Egg ("Huevo de Pascua") escondido en el OASIS.

Quien quiera que encuentre esto primero, no solo heredará la fortuna total de Halliday de medio billón de dólares, sino que también tomará el control de OASIS. Rápidamente, la búsqueda de ese huevo se convierte en la competencia definitiva que une a los jugadores de todo el mundo. Especialmente a Nolan Sorrento (Ben Mendelsohn), el jefe de la sórdida empresa Innovative Online Industries (IOI), que quiere encontrar el premio y no le teme a ningún fondo para conseguirlo.

A pesar de nuestro priori, la buena sorpresa de “Ready Player One” es notar que Steven Spielberg realmente aporta algo más a lo que podría haber sido solo una simple película de entretenimiento. En primer lugar, el escenario, basado en la novela Cline, es una verdadera experiencia de juego. Después de una pequeña explicación del mundo de 2045 y las reglas del OASIS, nos sumergimos directamente en este mundo virtual poblado por referencias a la cultura pop (videojuegos, películas, superhéroes, manga, etc.) donde cualquiera puede ser lo que quiere. Después de esta exposición, la historia comienza y se articula realmente como un videojuego en el que el héroe, con sus acólitos, tendrá que resolver acertijos y pasar pruebas para crecer. Incluso para una compleja película de ciencia ficción como "Ready Player One", esa es una gran premisa, por lo que Steven Spielberg, con los guionistas Zak Penn (Avengers, The Incredible Hulk) y el escritor Ernest Cline, tiene el desafío de crear una entrada dinámica en la historia. Por un lado, es hora de establecer el decaído Columbus, Ohio, mostrando la decadente urbe de nuestros protagonistas, luego la abrumadora locura del OASIS y de por qué es tan importante y necesaria en la época.

"Ready Player One" puede abrumar inicialmente con sus rápidas secuencias de acción. Pero una vez que la película avanza, es irresistiblemente entusiasta, mágicamente franca. Steven Spielberg evoca panoramas futuristas, que equilibran hábilmente el peso de la narración y, sin embargo, nunca se avergüenzan de desahogarse y representan la aventura con un entusiasmo desenfrenado. Independientemente de todas las referencias sobre los hitos de la cultura pop de las últimas décadas, Spielberg está bastante fascinado por el cambio cultural entre el presente y el futuro. Su película no queda impresa por recuerdos nostálgicos. Utiliza las referencias de la época para avanzar en su propia visión de la historia. Esta visión también aborda la idea del cine en sí mismo y cómo puede transformarse y cambiarse en la era digital, preferiblemente con el atrevido uso de CGI, que a veces recuerda la inescrutable sensación de flotar en luces azuladas de “Minority Report” (2002).

El progreso nunca es aversión para Steven Spielberg, que es uno de los pocos directores que no pierde pulso ante lo nuevo y ha sabido moldear su estilo a la nuevas generaciones. Su cine rara vez se siente antiguo, aun en sus películas de hace treinta año, se respira un aire de modernidad. Este se centra en lo esencial y comprende el uso de efectos especiales siempre como un elemento de apoyo para llegar al corazón de la acción, que se fusiona con lo real. Aunque la filmación se desvía del original, crea momentos nuevos y excepcionales que de otro modo no hubieran sido posibles y enriqueció al Ready Player One con facetas inimaginables e imaginativas.

El amor desmedido por este director incluye sendos homenajes a sus películas favoritas (como King Kong de Max Steiner de 1933), y demuestra que aun en esta época la película sigue vigente con tan solo unos cuantos importantes momentos de la trama. O la maravillosa variación de temas y motivos de "The Shining", de Stanley Kubrick, que le permite realizar un mini-remake personal del horror icónico en el Overlook Hotel y reflexionar sobre la relación de las fuerzas creativas frente a una adaptación. Incluso un DeLorean, que a primera vista parece un gesto rutinario en términos de servicio a los fanáticos, está integrado como una reverencia personal a sus colegas de la película, con quienes acuñó el cine de los años ochenta. Con Alan Silvestri, (incluso uno de ellos está a bordo como compositor) acompaña el viaje heroico de Wade (Tye Sheridan) con los sonidos espléndidos y soñadores de su orquesta.

Steven Spielberg ha creado un himno de efectos especiales en el que se destaca claramente un estilo narrativo personal. La belleza, la variedad y la universalidad de esta aventura gigantesca, que firmemente aspira a los ideales del cine contemporáneo, sorprenden. Cuando Wade y su misteriosa colega Art3mis (Olivia Cook) hacen todo lo posible para salvar estos mundos, Steven Spielberg nos permite experimentar la vastedad infinita de estos espacios siempre en movimiento dentro de la pantalla grande. "Ready Player One" no tiene que ser perfecta para lograr esto, porque la intoxicación se desarrolla por sí sola tan pronto como nos sumergimos en el OASIS e ir por un boleto de cine en los sueños de Steven Spielberg. Entonces podemos escalar el Monte Everest con Batman y presenciar, con lagrimas en los ojos, una perfecta infancia moldeada por seres imaginarios dentro de una realidad no virtual llamada vida.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.