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Critica a «John Wick: Chapter 2» (2017) de Chad Stahelski

John Wick (Keanu Reeves) tuvo un enfrentamiento con su antiguo jefe, el mafioso ruso Viggo Tarasov (Michael Nyqvist), y aunque Wick sobrevivió, todavía no está ni cerca de finalizar con su propósito: eliminar por completo el negocio de la mafia Rusa. Debido a que su querido Mustang del 1969 está todavía en la sede de la fortaleza del clan, decide hacerle una visita al hermano de Viggo (Peter Stormare) y recuperar lo que es suyo, anunciando a su vez su retiro. Es entonces cuando Santino (Riccardo Scamarcio) llega a su casa con una propuesta. Santino en una ocasión recibió de John un marcador sellado con la sangre de este, que representaba la promesa de una ayuda, y llegó el momento de redimir la deuda. John se niega, pero en el mundo de reglas y leyes en la que estos viven, dicha acción no es aceptada, así que Wick se ve obligado a responder a la demanda del italiano. El contrato finalmente lo llevará a Roma, donde la hermana de Santino, Gianna (Claudia Gerini) está reclamando un lugar en la mesa de los jefes.

El éxito sorpresa de la primera entrega fue por el particular estilo de las coreografías “Gun Fu” que el mismo actor había implementado en el cine norteamericano (Chow Yun Fat y el director John Woo tienen una larga historia detrás de esto) con la saga “Matrix”, Reeves trató en varias ocasiones de repetir dicho suceso, con muy pobres resultados. Películas como “Man of Tai Chi” y “47 Ronin” fueron intentos fallidos de volver de alguna forma al estilo de acción mencionado. No es de extrañar la existencia de esta secuela.

No muy lejos del estilo serie B que lo inspiró, “John Wick: Chapter 2” toma valor en el contraste entre la sofisticación y la brutalidad, dos características que resumen perfectamente al elegante personaje. Detrás de su propio encanto como en novela de Ian Fleming, Wick aparece como un bruto sanguinario, que intentó silenciar sus instintos básicos. Capaz de asesinar en serie, matando incluso con un lápiz, es golpeado pero nunca para, se levanta de las caídas más inverosímiles y los golpes más salvajes con el dinamismo de un toro con alas.  “John Wick: Chapter 2” es incomparable, es un torrente de acción que ha aprendido de sus homólogos asiáticos.

El realizador Chad Stahelski refiere de buen grado a Kurosawa, el cine de Corea del Sur, Anime y, obviamente, la trilogía de Matrix.   Para mi es fascinante la propuesta de un universo alternativo de delincuencia en nuestra sociedad con reglas y leyes que los mantienen a “raya". El hotel de la primera película, aquella en la que los asesinos habían disfrutado de una noche sin temer por sus vidas, es en realidad una cadena con sede en todas las ciudades claves del mundo. Es tan solo un ejemplo del extraordinario sub-mundo detrás del enigmático personaje. Toda la nueva trama se desarrolla en un microcosmos subterráneo exclusivamente urbano y con un oropel que devora como un monstruo de entretenimiento que no se asusta.

Keanu Reeves ofrece su mejor trabajo desde “The Matrix” por lo que viene como regalo extra en el momento que Laurence Fishburne aparece en la segunda mitad de película. Common e Ian McShane funcionan en sus respectivos roles.  "John Wick: Chapter 2" contiene humor sobre sí mismo, una salvaje secuencia en una exposición de arte que se convierte en un obvio Homenaje a "The Lady From Shanghai" (1947) de Orson Welles. La película no entiende de muchas explicaciones ni lógica profunda, es una delicia violenta, es el placer de ver buen cine de acción que no es hipócrita y que va al punto…. O al Tiro.

 

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.