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Critica a «Assassin’s Creed» (2016) de Justin Kurzel

A través de una revolucionaria tecnología que libera la memoria genética, Callum Lynch (Michael Fassbender) vuelve a vivir las aventuras de su antepasado Aguilar, en España, durante el siglo XV. Mientras Callum descubre que proviene de una misteriosa sociedad secreta, ‘’los asesinos’’, este aprenderá las habilidades que necesita para hacer frente en la actualidad a otra temible organización: los templarios.

Después de haber adaptado Macbeth, Justin Kurzel tiene la difícil tarea de satisfacer a todo el mundo en el estudio Ubisoft, creadores del videojuego Assassin’s Creed. Como protagonistas se presentan a Marion Cotillard y Michael Fassbender. Junto a ellos también están Jeremy Irons, Michael K. Williams, Ariane Labed, Calum Turner y Brendan Gleeson.

La puesta en escena hace malabares entre el pasado y el presente como en el juego de vídeo. Pero esto no logra convencer, especialmente en las escenas donde los diferentes personajes navegan entre lo virtual y lo real, dejando que el público se pregunte qué es la realidad y qué es lo computarizado. Dicha confusión tiene como matriz la pobre plataforma que el director Justin Kurtzel plasma desde un inicio.

Kurtzel, que viene de dirigir al mismo Fassbender en una estupenda adaptación de "Macbeth", no logra contener la misma mano firme que presentó en la adaptación Shakesperiana, si no que olvida lo que es contar una historia para irse por el lado superficial y basar esta nueva película en una premisa algo banal, para darle motivos incoherentes a sus personajes o ofuscar al público con efectos visuales y un extraordinario parkour.

Lo mismo ocurre con las diversas batallas que son presentadas, llevan un cierto ritmo hasta que son rotas por la alternancia de la misma lucha en el presente. También lamentamos la falta de profundización en el lado histórico del videojuego. Las escenas de pelea individuales y las de escape, se repitan una y otra vez hasta que llega a ser ridículo. Lo mismo para los diálogos. Afortunadamente, los movimientos de cámara y el resto de los trabajos técnicos son correctos. Por último, la música es uno de los puntos fuertes y coincide con el tema de la película.

A diferencia de Duncan Jones, quien utilizó su pasión por "Warcraft" para crear una película de opiniones mixtas, está claro que aquí la mayoría de las personas involucradas en el proyecto tienen una clara dificultad en la comprensión de la esencia del videojuego, y camuflajean su falta de comprensión del universo de “Assassin’s Creed” a un deseo de alejarse de la narrativa principal para no "interferir con la idea principal del juego." Suena bonito en teoría, pero nada práctico en una pantalla grande. La presencia internacional del reparto no cambia mucho el resultado de la película, sobre todo porque son significativamente infrautilizados.

Con esta adaptación de “Assassin’s Creed”, Justin Kurtzel por desgracia nos da una película sin alma, con muchos defectos visuales para enmascarar la falta de sustancia. El prestigioso elenco, que no está en su mejor momento, no rescata la película. Es un fracaso, no hay duda. Es ejemplo de la continua incapacidad de dirigir con éxito un videojuego a la pantalla grande, tal vez porque se lo quieren tomar tan en serio que terminan haciendo una pobre adaptación cinematográfica.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.