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Critica a «Don’t Breathe» (2016) de Fede Álvarez

Federico Álvarez es un fan del género de terror, más que un cineasta. Se dió a conocer en su natal Uruguay por dirigir dos fantásticos cortometrajes; “El cojonudo” (2006) y “Ataque de dont-breathe-poster-excerpt1Pánico!” (2009), este último fue un fenómeno viral que vi gracias a Youtube, y que también llego a los ojos de Sam Raimi. Raimi, encantado con el trabajo de Fede (así le decimos los amigos), le ofrece la innecesaria pero fabulosa propuesta de hacer el remake de una de sus películas de culto, “Evil Dead”, la aterrorizó las salas de cine en 2013, cometiendo un solo pecado, no dejar rastros u homenajes a uno de los mejores antihéroes del cine, Ash. Así que el buen amigo Fede, pone un pie en Hollywood por la puerta grande, con una muy buena y sangrienta propuesta, acompañado de más de 100 millones de dólares recaudados en todo el mundo.

La película inicia colocando en perspectiva al espectador con los personajes. En una muy buena secuencia y con pocas palabras, el director te dejar ver una brecha de la personalidad de cada uno de estos. Estamos en Detroit, el ex bastión de la industria automotriz estadounidense y el lugar de nacimiento del techno, donde se encuentra solamente una mezcla de barrios marginales y ciudades fantasma. Tres amigos, que se dedican al robo y hurto de casas (una versión light de “Funny Games” o “The Strangers”) están cansados de recibir poco dinero y arriesgar tanto. Dos de ellos son perdedores, el otro hace estas fechorías para sentirse parte de algo, y claro otras razones que les serán obvias. Y así, los tres amigos deciden dar un último golpe, que los llevaría directo a Los Ángeles, lugar donde ellos pretenden vivir sus días. Lo que el país les niega, los hogares de otros lo resuelve. Pero situaciones como el orinar en la alfombra de sus víctimas con dinero, no dejan duda de que hay algo más que una diversión anárquica, es un gesto de desprecio por todos aquellos que están en mejores condiciones.

Álvarez impregna su película con una plataforma de crítica social. Al menos dos de sus tres protagonistas pueden confiadamente ser llamados “White Trash”, sin que esta expresión suene de forma áspera. Con Álvarez se encuentra con sus personajes, los conoce y así, se los trasmite al público. Hablar de sueños, de mejores oportunidades y de una vida mejor, resulta de una manera irónica cuando el modus operandi de estos es robar y abusar de otros, y no parece tan idealista, de momentos.

Cuando el trío decide dar un último golpe, decide irrumpir en la casa de un veterano de guerra ciego que fue engatusado por la muerte accidental de su hija con una generosa indemnización, que a primera vista parece ser un golpe fácil, pero lastimosamente no lo es. Incluso cuando el ciego se vuelve repentinamente como un abrumador antagonista, sigue siendo a su vez la víctima de las circunstancias.

Pero antes de que comience el juego del gato y el ratón, la cámara explora todos los rincones de la casa, como una forma macabra de meter al espectador dentro del claustrofóbico escenario: sus habitaciones polvorientas y llenas de humedad, las ventanas con barrotes y todo tipo de basura en el camino. El seguimiento de la cámara ocupa la misma función que las direcciones de escena delante de una obra de teatro: Antes de empezar, se abrirá con precisión el lugar e incluso introducen con primeros planos las sierras, tijeras de podar y armas de fuego. Álvarez deja que el espectador decida qué mirar, y de una forma espeluznante, te deja elegir qué objetos o qué harías tú en X situación, algo diferente en lo que vemos en las mayoría películas de terror en la que por lo general incluyen la información y la desorientación espacial reteniendo las principales fuentes de terror, casi siempre los mismos.

“ Don’t Breathe” se las arregla para cautivar desde el inicio, lo cual se debe en parte al hecho de que Alvarez hace frente persiguiendo a sus personajes a través de una carrera de obstáculos, pero por otro lado, esta el hecho de que la sencillez emitida es parte de un engaño. Al final de la película vemos unos giros inesperados, se convierte también ligeramente más densa y es incluso un poco más perversa, no todo lo que parece es lo que es. En comparación con “Evil Dead”, ‘’Don’t Breathe” sigue siendo mucho más moderada e incluso más valiente, al igual que el director uruguayo, no solo puede mostrar que tan brutal o violento puede ser, sino también  exhibe una película que transmite sus cualidades artesanales abiertas hacia el exterior. Así que la segunda película de Álvarez tiene un poco menos de contorno, pero es que con sus muchas variaciones de intentos de fuga, persecuciones y estrategias de supervivencia, asesta un golpe desagradable a la sociedad americana. Todos somos ambiciosos, pero todos tenemos motivos diferentes para serlo.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.