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Critica a «Loki 7» (2016) de Ernesto Alemany

Cualquier película es una apuesta, y la reacción del público impredecible y aleatoria. Sin embargo, a veces las cartas vienen dadas para que uno de los dos (público o productor) gane, en su loki7
mayoría, y estas, por alguna manipulación, terminan dando por ganador a los productores, mientras que los demás nos quedamos mirándonos las caras aun buscando entender qué ha pasado.

Si bien es cierto que el género de asaltos y estafas tiende a codearse con lo increíble, al menos logra mantener durante el visionado una apariencia mínima de verosimilitud que engancha al espectador. Una de las razones primordiales por las que este género es tan popular es que en la mayoría de los casos el elenco tiene mucho que ver, un elenco no solo con un atractivo visual, sino con una perfecta química que agregue razones a la verosimilitud mencionada. No por casualidad películas como “The Sting” o “ Ocean’s Eleven” o “Bob Le Flambeur” son películas de referencia dentro del género.

Lo primero que llama la atención de “Loki 7: el Perro de Siberia” es que no sabemos de qué trata. La historia supone que siete amigos se ven envueltos en un lío de estafa entre mafiosos en el área de Punta Cana. Álvaro (Isaac Saviñón), Pietro (José Guillermo Cortines), Sebastián (David Chocarro), Alex (Shalim Ortiz), Dimitri (Carlos de la Mota), Winston ‘El Toro” (Héctor Aníbal) y Mario (Marco de Paula) son (inexplicablemente) amigos desde la infancia, aun con la particularidad de que cada uno de ellos proviene de diferentes partes del mundo. Estos se ven envueltos desde un inicio en una situación en la cual Dimitri está a punto de perder su Bar, todo debido a un negocio que salió mal, creado por Álvaro. Al verse en aprietos, Álvaro planea la forma de buscar una exorbitante cantidad de dinero estafando a “El Moncho” (Manny Pérez) y a Andrei (Uxio Lis) mediante unas situaciones bastante complicadas.

Por supuesto que todo está hábilmente disimulado hasta que llega el tramo final, en el que la explicación de cómo va a transcurrir el golpe alcanza topes de exageración que uno sólo puede entender como bien intencionada. De hecho, creo que sería justo preguntarse si de verdad el supuesto golpe tiene sentido, aunque lo cierto es que, en realidad, a partir de la primera presentación del plan, ni siquiera importa. Si el espectador tiene la sensación de que se pierde, que no se preocupe: simplemente, relájese y déjese llevar, es la mejor manera de enfocar la película.

Una de las máximas de este tipo de cine es que mientras más simple, mejor, algo que al parecer se le escapa de las manos al director Alemany y al guionista Miguel Yarull, misma dupla que hace dos años estreno la fabulosa película “ La Gunguna”. Y es que al parecer, a este talentoso equipo se le olvido algo, el significado de la palabra ‘Verosimilitud’. En el cine, no es necesario que lo que presentes sea cierto, siempre y cuando la plataforma en la que lo hagas vaya acorde al ambiente y los personajes que ustedes mismos han presentado dentro de una idiosincrasia y situaciones en las que tal vez, repito, tal vez, muchos de los espectadores han vivido o siquiera han estado como meros testigos.

El primer punto donde falla la credibilidad mencionada es en las exorbitantes cantidades de dinero en la que se manejan los personajes. Dichas no van acorde con el estilo de vida de estos y mucho menos con la envergadura de los involucrados. De ninguna forma Álvaro y sus secuaces manejan ese dinero.

Lo segundo son los personajes, amén de genial trabajo de Manny Pérez como “El Moncho” personaje genialmente escrito, desde sus maneras de ser, su casa, sus secuaces y su modus operandi, lo hacen sin lugar a dudas lo mejor de la película, opacando sin lugar a dudas a los que estaban llamados a ser lo atractivo de la película. El Álvaro de Isaac Saviñón (con una alta y clara referencia al Danny Ocean de George Clooney) es realmente pobre en ejecución, ya que la película se supone que debe ser cargada por él y mientras esta avanza, el carisma y la importancia de su personaje se va diluyendo. Saviñón deja de importar a partir de la mitad de la trama, es decir, se vuelve prescindible, un pecado capital para un personaje principal.

Otro de los desafíos de películas como ésta, es que al igual que dirigir el tráfico: ¿Cómo se establecen 7 personajes (sin contar El Moncho, Andrei, su esposa, el interés carnal de Andrei, etc.) y mantenerlos importantes? De vez en cuando hay que ‘pasar lista’ y recordarle al público que ellos están allí y que son parte importante de la historia. En una historia como esta, (opuesto a “La Gunguna” en la que cada personaje era independiente y responsable de sus acciones), tratar de lograr que cada acción de cualquiera de los personajes influenciara directamente en la trama, fue algo descuidado.

Otro factor que resta credibilidad al asunto es el uso y abuso de palabras y dialectos por parte de la mayoría de los personajes masculinos. Creo que desde primera instancia, el público puede ser lo suficientemente inteligente para reconocer las nacionalidades de los personajes sin llegar a caer en lo repetitivo, incluso, dichas repeticiones en las maneras de ser, es lo que resta química y dinámica al equipo.

Pero, sin lugar a dudas, y a pesar de lo antes mencionado, “Loki 7”  si sienta precedentes en el trabajo técnico. El trabajo de fotografía de Juan Carlos Franco es de grandes, con un manejo perfecto de la luz y con un exquisito plano secuencia, Franco se gradúa Summa Cum Laude con uno de los mejores trabajos de cinematografía del cine dominicano. El diseño de arte de Cristóbal Valecillos es de alguna manera un protagonista más en la película, obligándome como espectador a no solo estar atento a lo que estaba ocurriendo, sino impresionarme por donde estaba ocurriendo.

Por alguna razón, muchos de los personajes secundarios de Yarull despiertan en mí gran interés. En “La Gunguna” quede enamorado del taxista chino y el Puchi (Jalsen Santana), ambos personajes son tan ricos, que me atreví a decir que son merecedores de que su historia sea contada en un largometraje. Lo mismo me paso en esta ocasión con ‘Sebastián’ (David Chocarro), este pinto que puede recibir su musa en cualquier momento, de donde sea y con quien sea, es sin dudas, junto a la presencia de “El Moncho”, uno de los personajes mejores desarrollados por el actor y el guionista (tal vez sea la cuota personal de Yarull después del guión encargado).

La narrativa de la película carece de sentido, no tiene un ¿por qué? ni un ¿para qué?, es meramente una sucesión de secuencias que ocurren “porque si”, y ya cansado de usar diéresis, demos punto final. ‘Loki 7’ está bien apoyada por los precedentes de éxito de su director y guionista, por un bonito elenco y las buenas opiniones que, por unas razones u otras, anhelaban ver un éxito en pantalla ante tanto talento reunido. Dicha espera nunca llego.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.

2 Comments

  • Wow!!!! Me encantó esta critíca. Es lo mismo que sentí. Disfruté tanto de la calidad técnica de la película, sin embargó no terminaba de sentirme a gusto con la historia, me la pasé esperanzada de que al final «todo tendría sentido» pero no pasó. El Moncho, genial. La cantidad de dinero, exacto, 30mil dólares pensé, hasta 50, pero 600,000 dólares??? Cada vez que decian 300mil y 600mil solo me preguntaba y ese bar y estos chicos lucen como para hacer apuestas o tratos así? Muy inverosimil. En fin parece que escribí yo este artículo, fue exactamente todo lo que pensaba.