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Critica a «Cafe Society» (2016) de Woody Allen

“Cafe Society” es la primera película de Woody Allen desde Annie Hall, filmada en Los Angeles, con 40 años de diferencia, el director nacido en New York presenta otro romance agridulce y maxresdefault (2)ligeramente cómico. Éste inicia un estudio de gran auge de la década del 1930. Mordaz y ya conocido en sus temas de relaciones y con toques de humor, Allen nos regala otra de sus recicladas historias. Lo mejor de Café Society es su excepcional reparto, liderado por Jesse Eisenberg, Kristen Stewart y Steve Carell, otro protagonista es La Nostalgia, La nostalgia del Hollywood clásico.

Después de un período de seis películas con Sony Classics, Allen esta vez ha optado por ir con Amazon Estudios. Amazon pondrá a prueba su capacidad de nuevo distribuidor. Como de costumbre, sus películas están llenas de una rica banda sonora con melodías románticas de la época. "Cafe Society” involucra no solo los sentimientos románticos de sus personajes, también los ambienta en su entorno familiar. En otras palabras, se trata de un formato que Allen ha creado muchas veces antes, pero incluso más allá de la edad de 80, el todavía fértil escritor y director, sorprendentemente se apega a su ritmo de una película por año (por no hablar de su próxima TV serie, también con Amazon). Ya a estas alturas, no podríamos clamar que el genio de Nueva York está acabado, aun espero con ansias su próximo trabajo.

El joven inocente Bobby Dorfman (Eisenberg), nacido en Brooklyn, llega a Hollywood a mediados de 1930 con la esperanza de conseguir un trabajo con su tío Phil (Carell), un poderoso agente de actores de la época, el cual le pone las cosas claras desde el inicio "Nosotros no hacemos lo que queremos, no podemos hacer hincapié en el nepotismo’’, le dice Phil dice con toda seriedad. Phil, que lleva un parecido con el legendario agente Charles Feldman (que fue el primer agente en Hollywood de Allen y de su película “ What’s up Pussycat?), no puede pronunciar una frase sin decir el nombre de una de las estrellas que representa, y de momentos se siente el dueño de la industria, un exquisito ego. Pero Phil tiene un talón de Aquiles, el está casado y está locamente enamorado de otra mujer.

Bonnie tiene como asignación (ordenado por Phil) mostrarle a su sobrino los alrededores de la ciudad (básicamente, lo que muestran es una gran cantidad de las casas de las estrellas de cine ). El joven Bobby, como es de esperar, se enamora de Vonnie, la cual enfría inicialmente el entusiasmo amoroso de Bobby afirmando que ella tiene novio, pero Allen tira hábilmente las palancas para darle largas a esta farsa para crear complicaciones entre los tres y acumular presión en todos ellos: Phil sigue vacilando entre su esposa y su amante, Bonnie no puede decidir entre su novio y Bobby, el cual finalmente decide que quiere volver a Nueva York (el sentimiento anti-Hollywood más fuerte de Allen que pone como excusa que Hollywood "es realmente una especie de industria donde el perro sí come perro, es realmente desagradable”).

De todos modos, no hay nada nuevo en el enfoque de Allen aquí; como de costumbre, sus personajes están envueltos en sus propias neurosis, deseos momentáneos y la indecisión, y estos aman verbalizar todo. A pesar de sus sentimientos delirantes sobre Vonnie, Bobby también es un personaje complicado y precipitado, en un grado significativo, más de lo habitual para los protagonistas del director, estoy seguro que en parte basado en historias autónomas de Allen, así que cuando las circunstancias dicten, él no tiene problemas para dejar todo y volver a Nueva York para trabajar para su hermano mayor Ben (Corey Stoll), que lo pone a cargo de un club nocturno de alta alcurnia (de ahí el título de la película).

El acto final es largo, casi 45 minutos, una edición que juega considerablemente en el tiempo y depende en gran medida de la narración (que suena como si fuera narrada por el propio Allen). Dicha secuencia final se siente algo fría y predecible, pero que con la ya establecida simpatía de los personajes, se hace mas digerible, en especifico cuando entran a bordo la peculiar familia de Bobby viviendo en Nueva York. Jeannie Berlin y Ken Stott son destacados cómicos como los padres que se quejan de sus muy diferentes hijos; que Bobby podía casarse y tener un bebé con una shiksa (Blake Lively) es una cosa, pero lo que los angustia existencialmente es que el otro es un rey de los bajos fondos.

A pesar de la sombra de los pasados romances agridulces que se ciernen sobre la trayectoria en la carrera de Allen, “Cafe Society” es una historia de amor, sin embargo, genera una intensidad genuina, sentida levemente en el desenlace de la historia de los personajes principales.

Hay una fórmula completamente visible en su trabajo, pero Allen todavía sabe cómo ordeñar un razonable efecto.

Eisenberg no tiene problemas para suministrar el cociente neurótico, un claro requisito como el alter-ego de las películas de Allen, pero Stewart es lo suficientemente buena para casi hacer que queramos otra versión de "El gran Gatsby", sólo para poder verla en el papel de Daisy, y Carell tiene su mayor brillo al inicio de la película, pero si dudas, la calidad histriónica de este actor esta presente en cada escena donde aparece. Muchas de las escenas del Hollywood de la época están ingeniosamente elegantes vestidas por la genial Suzy Benzinger, quien mantiene a todos los hombres en un tono marrón y negro, donde realmente se las luce es en los trajes de las mujeres, todas impregnadas del glamour de la época.

El diseño de producción de Santo Loquasto te lleva de vuelta a los días de alto glamour de la ciudad, mientras que la cinematografía del maestro Vittorio Storaro (el primer trabajo en Estados Unidos y el primero importante en casi 10 años,) es la real protagonista de la película. Este baña todo en la exquisita artificialidad de la luz ámbar. Woody Allen presenta de una forma sencilla los esquemas patriarcales y narra de una forma divertida, sumándole una parodia en extreme y caricaturizando como es habitual en él, los clichés básicos del judaísmo. “Café Society” no es ni sombra del mejor trabajo de el, pero si es un resultado altamente entretenido, con una producción impecable, aunque peca de repetir la ya mencionada formula del director. Es una formula como la Coca Cola, que no importa cuanto tiempo haya pasado, aun sigue teniendo el mismo sabor.

 

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.