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Critica a «Demolition» (2016) de Jean-Marc Vallée

Jean-Marc Vallée vuelve al terreno salvaje, hermoso y aterrador de la pena en “Demolition”. El realizador quebequés muestra el rango de su habilidad, haciendo una especie de secuela a su Demolitionpelícula anterior “Wild”, con una película de tema similar, pero con un enfoque totalmente diferente. Mientras que Reese Witherspoon toma un paseo en el desierto buscando redención (en Wild), Jake Gyllenhaal explota con lo mejor de la agresión masculina. Esta nueva película de Vallée, que se proyectó como la selección de la noche de apertura del Festival Internacional de Cine de Toronto de este año, continúa un enfoque innovador del director y el carácter con el que expone el alma de un hombre que parece tenerlo todo.

Vallée da fragmentos en la memoria del personaje con moderación, juega con la supuesta pérdida de momentos y emociones que este atraviesa luego de un suceso fatal, memorias que juegan y son recordatorios, más que como piezas de un rompecabezas, pero que al terminar la película en su propia catarsis ayuda no solo al personaje a buscar cierta reconciliación, sino también al publico quien lo acompaña. Uno desearía que el propio Vallée hubiese editado “Demolition” como lo ha hecho con sus otras películas, pero “Demolition” todavía tiene las características de una película de él,  incluso aun con los mosaicos de montaje que aparecen fugazmente, se siente con un buen ritmo.

La cinematografía de Yves Bélanger es cambiante y fluida. La estética entre la comedia y la tragedia rechaza la clave de poca y tenue iluminación utilizada en este tipo de historia, para abordar una iluminación viva, que va de acuerdo al estado de ánimo del personaje. Momentos de primeros planos funcionan de maravilla buscando  que el público viva cada emoción y cada gesto de los personajes. La banda sonora sigue siendo efectiva como siempre lo hace y esta intensamente vibra con la psicología de sus personajes. Canciones que adquieren nuevos significados como, por ejemplo, “Crazy on you” de Heart se convierte en un himno de la tristeza. Vallee lleva de la mano a sus actores, otra vez, de una manera más que excelente. Gyllenhaal añade otro crédito de elogio a su reciente serie de papeles complejos y versátiles. “Demolition” juega astutamente con su apariencia, unas veces totalmente afeitado, otras con una descuidada barba, es una magnifica forma de introducir un hombre que esta muy consciente de la masculinidad que quiere proyectar. La película desafía a Gyllenhaal física y espiritualmente, así como Vallée hace un llamamiento a que rompa el muro físico de Davis (su personaje) y libere la real fortaleza del personaje, su sensibilidad. Gyllenhaal es más divertido y más ágil con sus emociones de lo que es en muchas de sus actuaciones pasadas. Se nota que se divirtió creando a Davis.

Naomi Watts, de manera similar, trae la mezcla correcta de cautela, torpeza y  humanidad a un personaje que vende una historia que podría haber sido fatal en otras manos. Watts interpreta a Karen, una agente de servicio al cliente que llega a conocer a Davis por medios poco ortodoxos. Karen y su hijo Chris (Judá Lewis) forman una familia sustituta para Davis. Con ellos, encuentra el verdadero amor y apoyo, a diferencia de la frialdad y compostura calculada que encontró con sus suegros (Chris Cooper y Polly Draper), que reflejan el orden estéril de la casa de Julia, su hija. “Demolition” se despoja de su peso cuando Davis vuelve a descubrirse a sí mismo con su nueva pseudo-familia de la misma forma que él comparte cartas con Karen y rompe cosas con Chris. La verdadera firma caleidoscópica de Vallée aquí, que por lo general surge a través de la edición en sus películas y giros en los diversos tonos para unir las piezas en las diferentes etapas de la pena de Davis y al final choca por una catarsis unificadora. El único defecto que se puede encontrar en “Demolition” es que es una buena película que ya ha hecho el director, y lo hizo mejor antes. “Dallas Buyers Club”  y “Wild” son películas tan parecidas en el fondo que pareciere que forman parte de una trilogía. Sin embargo, nos muestra que todavía se puede admirar la irracionalidad del hombre sin caer en lo violento o anecdótico. “Demolition” es profundamente humana y oscuramente divertida.

No hay duda de que Vallée es un gran director de actores; siempre tiene éxito en la gestión (o casi micro gestión) en la vida interior de su elenco. Sin embargo, a menudo es demasiado tímido cuando se va hasta las últimas consecuencias. Él es, en este sentido (como otro gran esteticista, Milos Forman),  más cómplice que un verdadero testigo de sus personajes, y por lo que simplemente no puede dejar de complacerlos y de forma inequívoca encontrar la redención, siempre que sea posible antes de que el acto final ocurra. A veces, lanza la redención de espaldas (es decir, el "Dallas Buyer Club”) , otras veces las lanza hacia afuera ( es decir, "Wild" ), y otras , sin embargo, como es el presente caso , sólo se va en círculos .

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.