“Bridge of Spies” no es solo una película acerca de espías y negociaciones, es una carta de amor de Spielberg a 
toda una época, a todo un género, a toda una generación.
Viendo esta película, odríamos caer en muchas comparaciones, desde la magnífica “Tinker Tailor Soldier Spy” de Tomas Alfredson, pasando por películas buenas como “Spy Games” o utilizando una más contundente del mismo Spielberg, ‘’Munich’’, donde la venganza es el trasfondo.
El cine de espías tuvo su mayor brillo en la década del 70, cuando esa paranoia mundial que acompañaba la guerra fría era una especie de guionista de la época. John LeCarre toma fama e influye a toda una generación de escritores, que luego desarrollan a los mismos espías, pero con tecnología y artes marciales.
Yo prefiero apegarme al viejo estilo de espionajes, y no es que no disfrute la nueva camada del género, sino que, llevando el tema al cine, el reto va mas allá de grandes persecuciones, explosiones, buenas peleas y un villano malo, muy malo.
Tom Hanks es James B. Donovan, un pragmático abogado de seguros, que de buenas a primeras recibe el encargo de defender a Rudolf Abel (Mark Rylance), un supuesto espía ruso que ha sido culpado de alta traición. En lo que se prepara el caso para llevarlo a juicio, un avión de la armada de Estados Unidos que hacia labores a su vez de espionaje es derribado, y su piloto es capturado. Dicho piloto representa una amenaza para Estados Unidos por la cantidad de información que posee. Para la misma época, Frederic Pryor (Will Rogers), un ciudadano estadounidense en Alemania, también es capturado. La CIA contrata a Donovan (Hanks) para negociar un intercambio de prisioneros de guerra, es decir, Abel por el piloto y Pryor.
Lo que hace esta película grande es la facilidad con lo que se siente la narrativa, aun siendo un tema con situaciones complejas, está impregnada del trato simple, con estilo y clásico que distingue al director Spielberg, con una narrativa fluida, con personajes carismáticos y que no caen, es sin lugar a dudas, el punto más alto de la película.
Tom Hanks como James Donovan, está más que correcto. La madurez y el talento de Hanks siempre han sido manejados adecuadamente por Spielberg, y se demuestra nuevamente en esta cuarta colaboración (‘’Saving Private Ryan’’, ‘’The Terminal’’, ‘’Catch Me If you can’’). Pero la voz más alta, sin lugar a dudas, es Mark Rylance en el papel de Rudold Abel, el espía ruso. Rylance es un veterano, con más experiencia en la televisión inglesa que en largometrajes. En “Bridge of Spies” presenta a un espía con muy poco que perder, creando así un personaje sobrio, adecuado y sin exageraciones.
Otro detalle que siempre brilla en la filmografía de Spielberg, es su acostumbrado director de fotografía, Janusz Kaminski. Kaminski sin dudas, es una institución en la industria, con un manejo perfecto de las luces, crea uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. Me atrevería a llamarlo la contraparte de Gordon Willis (apodado el Señor de las Tinieblas), Kaminski seria en este caso, el Señor de las luces.
La musicalización de Thomas Newman, es tal vez de los puntos menos memorables de la película, que de momentos se escucha dulzona y olvida la atmosfera en la que la historia se desarrolla, pero de momentos entendí que quiso darle un toque de cine clásico a la película. Es una musicalización romántica e inspiradora, pero a mi entender, no fue la selección más adecuada.
“Bridge of Spies” es un homenaje al cine y al cine de género, con una perfecta puesta en escena, unos muy buenos y memorables diálogos creados por Ethan y Joel Coen. Sobrios personajes además, hacen de esta película, una de las mejores de este año, y sin lugar a dudas, una parada obligatoria dentro del género de espías.
