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Todo lo relacionado sobre el escándalo sexual de Woody Allen

Han pasado 22 años, pero la guerra sigue en pie. Bastó con que Woody Allen recibiese woody_escandaloun homenaje en los Globos de Oro a cargo de Diane Keaton (ex novia y buena amiga) para que tanto Mia Farrow como su hijo Ronan Farrow recordasen en las redes sociales el escándalo que cambió para siempre la imagen pública del neoyorquino en 1992. Hablamos de la larguísima batalla legal iniciada cuando la actriz, por entonces pareja de Allen, descubrió que su compañero sentimental y su hija adoptiva Soon Yi Previn mantenían una relación Durante el proceso, Farrow acusó a su ex de haber abusado sexualmente de Dylan, la mayor de sus dos hijos adoptivos, que entonces contaba siete años de edad. Aunque este último cargo fue desestimado por falta de pruebas, lo cierto es que Woody Allen no ha vuelto a ver a su vástaga (la cual tampoco está por la labor) y que la sombra de las acusaciones aún planea sobre él. Unas acusaciones que, según afirma el cineasta Robert B. Weide, deberíamos replantearnos desde ya.

Antes que nada, debemos puntalizar que Weide no es un periodista de chismes, o un amigo del de Manhattan dispuesto a mentir para defenderle. Se trata de un productor bastante respetado (en su currículum destaca El show de Larry David) y un realizador de documentales con mucho prestigio. Elaborando un documental sobre Allen para la PBS (TV pública de Estados Unidos), su investigación le llevó a una serie de conclusiones puestas por escrito en un artículo de The Daily Beast que ha levantado revuelo en la internet de habla inglesa. Para empezar, Robert Weide insiste en que Allen (cuyo conocimiento de las redes sociales es, por supuesto, nulo) no se entero de los tuiteos emitidos por Mia y Ronan Farrow hasta que él mismo le habló del tema. Y que, al recibir la noticia, se limitó a preguntarse si un movimiento de los párpados de su interlocutor podría ser un síntoma de tumor cerebral. Genio y figura.

Una vez entrado en harina, Weide elaboró la lista que os ofrecemos a continuación, y en la que estudia por turnos «las diez equivocaciones más comunes» a la hora de hablar del tema. En el texto, el cineasta contrapone las presuntas creencias con los hechos que él mismo ha recabado (escritos en cursiva). Vamos a ello:

1.- «Soon Yi era la hija de Woody Allen» – Falso.

2.- «Soon Yi era la hijastra de Woody Allen» – Falso.

3.- «Soon Yi era la hija adoptiva de Woody Allen y Mia Farrow» Falso. Soon Yi es la hija adoptiva de Mia Farrow y el compositor André Previn. Su nombre completo es Soon Yi Farrow Previn.

4.- «Woody y Mia estaban casados» – Falso.

5.- «Woody y Mia vivían juntos» Falso. Woody vivía en la Quinta Avenida, mientras que Mia y los niños vivían en Central Park Oeste. De hecho, Woody no pasó una sola noche en el apartamento de Mia durante 12 años.

6.- «Woody y Mia tenían un matrimonio consuetudinario [figura legal anglosajona que considera casada a una pareja que convive durante cierto tiempo]» – Falso. Las leyes del Estado de Nueva York no contemplan el matrimonio consuetudinario. Los estados que sí lo admiten estipulan que las parejas deben convivir durante varios años para obtenerlo.

7.- «Soon Yi veía a Woody como una figura paterna» – Falso. Para Soon Yi, Woody era el novio de su madre. La figura paterna de Soon Yi es André Previn.

8.- «Soon Yi era menor de edad cuando comenzó su relación con Woody» – Falso. Soon Yi tenía una edad entre 19 y 21 años. (Su año de nacimiento en Corea no está registrado, pero se asume que fue entre 1970 y 1971)

9.- «Soon Yi tiene una discapacidad mental»¡Y tanto que es falso! Ella es más lista que el hambre, tiene una licenciatura por la Universidad de Columbia y, seguramente, habla más idiomas que tú.

10.- «Woody educó a Soon Yi desde pequeña para convertirla en su esposa»«¡Vamos, anda! De acuerdo con las declaraciones en el juzgado, y con los propios recuerdos de Mia, hasta 1990 (cuando Soon Yi tenía 19 o 20 años) ‘Woody no tuvo apenas relación con los niños, y menos aún con Soon Yi’, de modo que Mia le animó a que pasara más tiempo con ella. Woody empezó a ir con la chica a ver partidos de béisbol, y el resto es historia de la prensa del corazón.

Tras desmontar estos supuestos, y dejando claro que «si alguien piensa que la historia de un hombre de 55 años liándose con la hija de 19 de su novia es repugnante, está en su derecho», el artículo de Weide deja claros los reparos del autor hacia la actitud actual de Mia Farrow («Mejor tratar estas cosas en privado, en vez de mandar un tuit acusando a alguien de pedofilia y después otro sobre un bebé de oso panda») y recuerda algo que la propia actriz ha dejado caer en más de una ocasión. A saber: que Ronan Farrow podría no ser hijo de Woody Allen, sino de Frank Sinatra, marido de Mia entre 1966 y 1968. Farrow y el cantante, apunta viperinamente el texto, se casaron cuando ella tenía 21 años y él 50. Así mismo, el hecho de que Ronan (que ahora tiene 26 años) fuese realmente hijo de ‘La Voz’ desmontaría, insiste Weide «el mito de la relación feliz y monógama» entre el director y su musa.

El artículo, extensísimo por lo demás, prosigue abordando el punto más peliagudo del conflicto: las acusaciones de abuso sexual contra Woody Allen. Según Farrow declaró en su momento, todo ocurrió en agosto de 1992 (poco antes de que ella descubriese la relación entre Allen y Soon Yi), cuando el director llevó a la pequeña Dylan al sótano de su casa de campo y «la sometió a tocamientos torpes». Weide expresa sus reservas ante este presunto hecho apoyándose en algo que sí está contrastado: Allen es claustrofóbico. Después, recuerda que Dylan (ahora llamada Malone) recuerda el incidente con la claridad necesaria para hablar de ello en una entrevista con Vanity Fair. Pero también llama la atención sobre el hecho de que la investigación policial provocada por la denuncia de Farrow, que se prolongó durante seis meses e incluyó exámenes médicos, afirmó que la pequeña no había sufrido abusos. Los detractores de Allen, indica Weide, llegaron a afirmar que este lleva tantos años consultando a psicoanalistas («podríamos decir que les paga una pensión», bromea) que los psiquiatras que examinaron a la niña ofrecieron conclusiones sesgadas.

Weide sigue echando leña al fuego: la declaración de Dylan en vídeo grabada por Mia Farrow, y que fue presentada como prueba durante el juicio, presenta signos de haber sido montada tras su grabación («¿Qué ocurrió mientras la cámara estaba apagada?», se pregunta), y la actriz reconoció ante el juez que, según su propio médico de cabecera, la niña no presentaba signos de abuso. Así mismo, la niñera de los pequeños declaró haber sufrido presiones por parte de Farrow para que testificase a su favor, y dio a entender en su día que, más que traumatizada, Dylan parecía aburrida cuando su madre le insistía en que relatase los tocamientos que presuntamente había sufrido. Como guinda de la tarta, uno de los médicos que se encargó de examinar a la pequeña aseveró en 1993 que las declaraciones de esta se debían, «o bien a fantasías provocadas por un problema emocional, o bien a las instrucciones de su madre. Tal vez a ambas cosas». Según el mismo galeno, las declaraciones de la niña eran inconsistentes, y que ella misma le dijo «me gusta mentir» en más de una ocasión.

De este modo, recuerda el artículo, el proceso terminó sin arrojar conclusiones claras, más allá del veredicto de «No culpable», «dejando a Allen en un limbo moral a los ojos del público». El propio cineasta, siempre tan moderado en sus declaraciones públicas, se permitió calificar al fiscal de «cobarde, deshonesto e irresponsable» en una rueda de prensa posterior al juicio. Dicho fiscal, llamado Frank Maco, fue llamado a capítulo por una junta disciplinaria debido a su actuación en el caso. El último dato, y seguramente el más doloroso para la imagen de Mia Farrow, llega al final de esta sección: Moses Farrow, el hermano de Dylan, lleva varios años sin hablarse con su madre, y actualmente ha recuperado el contacto con Woody y con Soon Yi.

De rebote, los últimos párrafos del texto nos revelan qué estaba haciendo Woody Allen cuando Diane Keaton pronunciaba su discurso en los Globos de Oro: asistía al estreno musical de Broadway, del que planeaba marcharse antes del final para ver un partido de fútbol americano. Y se pregunta por qué Farrow aceptó que su rostro apareciera en el montaje (elaborado, parcialmente, por el propio Robert Weide) que Emma Stone presentó como inicio del homenaje. Respecto a los tuiteos de la actriz, Weide apunta dos cosas: para empezar, el hermano de la actriz está actualmente en la cárcel por pederastia. Y, para seguir, Mia se ha distinguido por ser una de las más firmes defensoras de Roman Polanski en el mundillo de Hollywood, testificando a su favor en el juicio por abuso de menores que llevó al polaco a exiliarse de EE UU en 1977. «¿Por qué no protestó cuando le dieron el Oscar por El pianista?», remacha.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.